Para la Vero que ya no es más Verito
Entre ese vacío vago que se mueve entre mi corazón y la cabeza, no puedo más que inclinar mi debilidad a la desesperanza, a la desilusión inventada por mi yo interior. Me da pena pero no es cualquier pena. Dan ganas de llorar, de sentirte malo en todos los términos del castellano. Ahora, con el corazón roto y las gotas cayendo sobre mis pantalones tengo ganas de pedir perdón a medio mundo, a todos los que se cruzan en la calle, a todos los que me miran y también a los que ni me ven, ni nunca han oído de mí. También creo que si creyera en el párroco iría al confesionario, pero no es eso lo que realmente quiero, sino solo perdón. Sí. Creo que mi alma solo quiere perdón. "Perdón", ¿qué palabra es esa? Sin embargo, la necesito. Pero también puedo justificarme, claro que sí. Puedo decir por ejemplo que "Yo no sé", pues su mirar y su figura me han tentado y -¡claro está!- he caído, como cualquier ser humano. Ella se venía a mí, siempre a mí, y en esos minutos era tan feliz que yo me deleitaba con ese respirar de la niña aventurera. Ahora no creí que iba a necesitarla de este modo, que al hacer lo que hice creyera que soy el más cruel. Pero quizá tiene la razón, tal vez solo finjo cuando en verdad soy muy malo. No lo sé. Si se va sin que le pida perdón por amarla tanto he de morir pronto y ella a de odiarme como a una bestia. Yo lo superaría quizá, pero ella no lo haría jamás pues es su prioridad que nada perturbe su mente, mientras tiene sueños que cumplir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario